CUÁL ES LA BUENA EDAD PARA EL APRENDIZAJE MUSICAL SEGÚN MI EXPERIENCIA
Por: Josué Cabrera.
Desde hace muchos años consideré como un tormento el aprendizaje de instrumentos musicales. Inicié de muy pequeño intentando aprender a tocar la guitarra; por muchos años emprendía y lo dejaba. Mi primer maestro siempre me alentó diciendo que tenía buen sentido musical que podía desarrollar, que iba por buen camino y demás refuerzos positivos. Siempre hacía énfasis en que estaba en buena edad. Cuando repetía de manera constante que estaba en “buena edad”, insertó en mí una idea de carrera contra el tiempo. Con esta idea llegó el estrés por aprender, porque quizás, pronto ya no estaría en edad para ser músico.
Llegó un momento donde no entendí más nada, no pude seguir el ritmo, me desalenté y dejé las clases, pero seguí intentando de manera autodidacta. Decidí estudiar teatro y dejé de lado el aprendizaje académico de la música. Sin embargo, en mi trabajo como actor, siempre buscaba la manera de integrar algún instrumento, sólo como pretexto para retomar el estudio musical. Intenté tocar la batería, volví a la guitarra, armónica y ya de cantar ni hablamos, se repetía la historia.
Empujado por el “nuevo” auge del Son Jarocho en CDMX, Me inscribí al taller de Jarana que se imparte en la UVA (Unidad de Vinculación Artística) del Centro Cultural Tlatelolco. Conocí a Óscar Millán, otro profesor que me ayudó mucho para confiar de nuevo en la posibilidad de aprender un instrumento. Me pareció que el son Jarocho era de una nobleza y de apertura que necesitaba. Me permitió incursionar en el aprendizaje y ejecución sin impedimentos de edad o ideas arcaicas en relación al academicismo con el cual me había enfrentado. El profe Millán siempre empujó a hacer, a confiar y sobre todo a no juzgar mi aprendizaje.
¡Gracias profe!
¿Y LA TROMPETA…?
Bueno, para no hacer el cuento largo, ahora venía un nuevo reto. Llegué a la trompeta por casualidad. Además de las cuerdas, siempre sentí atracción por los instrumentos de viento metal y madera. El saxofón siempre ha estado en mi cabeza como un instrumento a aprender y las trompetas siempre me generaron fascinación. Estaba entre estos dos instrumentos, así que lo primero fue revisar precios y encontré una oferta de trompeta. Por una cuestión económica fue el instrumento que ganó.
Con esto inició un nuevo camino tortuoso. Ahora lo complejo no era sólo el instrumento; el principal problema fue encontrar alguien dispuesto a enseñarme. La carrera contra el tiempo me “alcanzó”: Ya no estaba en buena edad.
Busqué en Puerto Morelos (Quintana Roo), mi actual lugar de residencia. Sólo me contestó una persona. Uno me dio costos, y después dejó de contestar. Entre conocidos me dieron el contacto de otro trompetista y me derivó con alguien más porque me dijo: no soy profesor, para que te hago perder tiempo y dinero. Agradecí su honestidad y escribí a quien me recomendó.
La respuesta fue: ¿cuántos años tienes? Bueno, ya estas viejo para esto, ven, te hago una prueba y te diré cuantas clases DEBES tomar para que te acepte como alumno. No fui y seguí en mi búsqueda.
COMENCÉ A SOPLAR
Después de seguir buscando, me encontré con la escuela de Música y de artes CDCART en Cancún Quintana Roo. Para ahorrar tiempo pregunté: tengo 35 años, ¿tienen clases de trompeta para adultos?. Un claro: ven te esperamos, fue la respuesta. Inicié y no tuve que preocuparme por más nada que por el instrumento, no había presión en relación al tiempo. No había una “buena edad” que estuviera presente como limitante.
En todo momento el profesor Juan Bidqar – director de la escuela- buscaba una metodología que se adaptara a quienes toman las clases, tomando en cuenta los gustos musicales de cada persona para integrarlo a su aprendizaje. Hicimos click de inmediato, pues en ambos está la idea de generar el acceso a las disciplinas artísticas, propiciando la confianza y cuidado de quienes tienen el deseo de potenciar su capacidad creativa.
Sigo en ese camino ahora gozoso de la música. Poco a poco y sin presiones. Dicen que a veces lo que se necesita es encontrar el instrumento ideal para cada quien. La trompeta me dio claridad en varios temas que había estudiado con otros instrumentos pero que no había entendido, se ha ampliado mi lenguaje musical y tuve la oportunidad de estar en ensayos orquestales que me volaron la cabeza y re-significaron mi acercamiento a la música, aún cuando ya no tengo “una buena edad”.
¡GRACIAS SIEMPRE!
Claro que esto tampoco sería posible sin el acompañamiento que me ha dado mi hermano, amigo y maestro de música Gye Acosta. Esas largas charlas y paciencia que ha tenido para orientarme en todas las dudas que de pronto me surgían, y aún cuando no ejecutábamos ningún instrumento, con el sólo hecho de sentarnos a escuchar música, había siempre aprendizaje. Este párrafo no me alcanza para agradecer lo que ha hecho por mi camino en la música.
Uno de los argumentos con los que me he encontrado a lo largo de mi carrera es que si uno empieza tarde ya no se va a poder ser profesional. Habría que reflexionar sobre esta idea, pero eso ya será tema de otro escrito.
Baste por el momento compartir mi experiencia para alentar a quien nos lee a que no paren sus deseos de aprender alguna disciplina artística y que si bien pueden tardar, encontraran a esa otra parte del binomio que les permitirá potenciar su ser creativo sin importar si tienen una “buena edad”.
Saludos a la comunidad de trompetistas y al grupo de compas que aprenden junto conmigo: Candy Mejía, Pedro de Jesús y Suastr.
Si quieren incursionar en la música, aquí les dejo nuevamente los nombres de los músicos que menciono en el texto: Gye Acosta, Óscar Millán en CDMX. Escuela de Música CDCART en Cancún.
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